Los productores de ganadería ecológica que denominamos ganaderos sabe leer en el campo y en su ganado. Saben que color debe tener la hierba para que su ganado paste, saben qué necesita ese ganado para crecer fuertes y sanos. Pero todo eso no es suficiente para poder vender su carne bajo el sello de ecológico. Para ello deben cumplir el Reglamento CEE 2092/91, sobre la producción ganadera ecológica y su indicación en los productos agrarios y alimenticios.
En el año 1991, la Comisión Europea, ante la creciente demanda por parte de los consumidores comunitarios de alimentos procedentes de la agricultura y la ganadería obtenidos de manera natural, sin el empleo de sustancias químicas en sus procesos de producción, vio la necesidad de elaborar un reglamento que recogiese de una manera oficial aquellas técnicas, normas y prácticas que deberían cumplir este tipo de procesos y productos, para poder ser reconocidos como “ecológicos”.
El productor ecológico ganadero no sólo va a proporcionarnos carne, estamos hablando de una industria primaria y una secundaria. En la industria primaria incluiríamos las carnes diversas, ternera, oveja, cerdo, pollo…
Dentro de lo que podríamos entender como industria secundaria se incluirían todos los productos derivados, huevos, leche (de la que se puede obtener queso y yogurt entre otros), embutidos…Los productores ecológicos garantizan que los animales van a vivir en unas condiciones dignas, que los harán crecer más sanos y tendrán una carne de mayor calidad.
Es responsabilidad de las administraciones trabajar de manera conjunta con los distintos productores ecológicos de ganadería (de bovino, ovino, porcino y avícola) para determinar que posibilidades de desarrollo tiene esta actividad en el marco de la política agraria común de la Unión Europea.